lunes, 4 de mayo de 2020

Los beneficios de cocinar en familia en tiempos de cuarentena


El 2020 ha venido con un reto mundial para nuestra sociedad. El COVID-19 ha puesto a prueba no solo a los sistemas sanitarios y a los responsables gubernamentales de todo el mundo, sino también a la creatividad y a la capacidad de resolución. Pero, como de toda experiencia podemos obtener algo positivo, la cuarentena está siendo, también, un momento interesante para aprender cosas nuevas y desarrollar otras habilidades como, por ejemplo, el arte culinario.

Hora de reinventarse
El aumento del tiempo en casa nos ofrece la oportunidad de reinventarnos y descubrir nuevas aficiones. En los medios de comunicación y redes sociales no dejamos de ver cómo las familias sacan del armario los juegos de mesa más tradicionales o cómo aprovechan las tecnologías para jugar online. También, desempolvan las pinturas, los libros de lectura y los recetarios. Entre estas actividades, los expertos en nutrición proponen la cocina como una de las más sencillas de integrar en la rutina del hogar y que más beneficios puede aportarnos a múltiples niveles. De este modo, vemos a mucha gente elaborar repostería casera (de ahí el aumento de consumo de harinas y levadura en el supermercado). Y es que, incluir a todos los miembros de la familia en la cocina puede transformar el confinamiento en un acontecimiento lleno de valor, diversión y sabor.

Cocinar en familia y sus efectos positivos a nivel físico, mental y social
1. Bienestar social
Los niños desarrollan habilidades sociales junto con su familia al elaborar una receta, ya que trabajan la capacidad de comunicación. Tienen que saber comprender los pasos y traducirlos en acciones. Esto mejorará la confianza en ellos mismos, ya que, aunque estén supervisados por un adulto, se sentirán orgullosos de su creación.

2. Rutinas y buenos hábitos alimentarios
En segundo lugar, en estos días en los que los expertos en psicología recomiendan generar rutinas y planificar el día a día, la comida es un hecho social que se tiene que realizar diariamente varias veces, por lo que es una oportunidad continua para hacer responsables a los más pequeños de las tareas del hogar. Por ello, cocinando de una manera dinámica, pueden asociar esta tarea a algo divertido y entretenerse de una forma creativa. Además, empleando alimentos saludables, podremos lograr que los niños asocien esta buena experiencia con la comida sana. Esto, a largo plazo, garantizaría la adquisición de hábitos alimentarios que tendrán efectos positivos en su salud física.

3. Predisposición a probar nuevos platos
En tercer lugar, conocer más variedad de ingredientes y sus diferentes formas de cocinarlos, aumenta su predisposición a probar nuevos alimentos hacia los que a veces se tornan más reacios. A la larga, y ayudando a los mayores de manera frecuente, serán conscientes de la cantidad de platos que pueden elaborar combinando diferentes técnicas culinarias.


La cocina puede ser el nuevo aula
La naturaleza de la cocina les permite integrar conocimientos que los pequeños aprenden en el colegio.

1. Conceptos matemáticos
Puede ser una buena oportunidad para explicar conceptos matemáticos de manera práctica como, por ejemplo, las unidades de medida de cantidades de alimentos sólidos en gramos, de alimentos líquidos en litros, así como realizar sumas y multiplicaciones.

2. Ciencias naturales
Por otro lado, los niños pueden adquirir conocimientos propios de las ciencias naturales como los grupos de alimentos, los nutrientes o los cambios fisicoquímicos que se producen en las diferentes recetas culinarias básicas.

3. Idiomas
También pueden reforzar sus conocimientos en inglés buscando recetarios en ese idioma y aprendiendo variedad de nombres de alimentos en otras lenguas.

4. Medioambiente y logística
Favorece la adquisición de valores hacia los alimentos y su cadena de producción, ayudando a comprender el complejo proceso que existe entre el cultivo de un vegetal hasta su ingesta. Esto favorece que los niños aprecien los alimentos como el fruto de una larga cadena de trabajadores y aprecien la importancia de reducir el desperdicio alimentario.

5. Educación física
Además, preparar los ingredientes, cocinarlos, servirlos y recoger posteriormente la cocina supone una actividad que exige movimiento físico, un beneficio en esta situación en la que nuestra actividad física se ha visto reducida.

6. Arte
Por último, en estos días en los que permanecemos en casa, la cocina puede ser un espacio para la educación artística. Un espacio de creación e innovación o, por el contrario, un lugar de reafirmación y transmisión de las tradiciones culinarias familiares. Es en las cocinas de cada casa donde se refleja y construye la cultura de una familia, donde se crea la “gastronomía familiar”.



Cuarentena en los fogones
A nadie le cabe duda de que vivimos un momento histórico, en el cual, debido a las adversidades y los cambios en nuestra vida que ha supuesto la COVID-19, el desarrollo de la gastronomía no para. Nuestra actividad culinaria refleja el cambio en el estilo de vida que las familias viven. El más habitual puede ser la optimización de alimentos, o el aumento del uso de ingredientes no perecederos. Otro cambio interesante a destacar es que se están integrando las opiniones de pequeños y adultos en un único plato, e incluso se están reproduciendo los platos de algunos restaurantes.

Compartir gustos, proponiendo el uso de ingredientes preferidos de cada miembro de la familia y fomentando el diálogo entre todos para llegar a un nuevo plato consensuado, puede dar lugar a una degustación estrella de la gastronomía familiar. Es interesante generar, de este modo, recuerdos positivos del confinamiento.

Elaborar un recetario familiar genera un apego emocional a ciertos ingredientes. Además, su peso en la adquisición de hábitos puede ser más valioso que cualquier recomendación dietética profesional. Este recetario estará vinculado con la identidad particular de cada familia, aprovechando las costumbres que, adaptadas a los tiempos que corren, suponen un ejercicio de innovación. Así, una familia se puede definir por su gusto a los sabores intensos o suaves; uso de alimentos coloridos o neutros; elaboración de platos sencillos o complejos.

En definitiva, la gastronomía expresa los intereses de una familia y muchas de las características que todos los miembros comparten entre ellos, mejorando los vínculos a través de las comidas. Explorar nuevos alimentos o formas de prepararlos supone un entrenamiento para generar nuevos platos variados una vez salgamos del confinamiento.

Todavía no sabemos los efectos que esta situación tendrá en nuestros hábitos alimentarios. Lo que sí podemos confirmar es que esta situación excepcional puede suponer una oportunidad de aprendizaje personal y en familia que nunca antes habíamos vivido, invirtiendo los efectos que algunas entidades han predicho.

Lydia Serrano
Coordinadora en Madrid de Cómocomo School
Comocomoschool.com

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